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El camino de Santiago, ayer y hoy.

Recientemente, decidí rememorar la experiencia de realizar el camino de Santiago y difícilmente podría haber quedado mas decepcionado. Seamos honesto, si hubieran talado los bosques habría quedado mas decepcionado. Pero fuera de la incuestionable belleza de Galicia, la actitud, la gestión e incluso los propios «peregrinos» han dejado mucho que desear.

El camino de Santiago, ayer.

En un arrebato de última hora, sin preparación, sin internet en el móvil, sin guía de albergues, con unas botas prestadas unos números mas grandes de mi talla y sin plantillas, algo que no descubrí hasta unos días mas tardes ya con los pies llenos de yagas tomamos un autobús que nos dejó en mitad de una carretera de Galicia y ahí, cargados con nuestras mochilas, arranco nuestra primera experiencia.

Aún con semejante «preparación» el camino fluyó, sin mas problemas, sólo hacía falta andar por esos parajes que ofrece Galica. Los albergues iban llegando y si seguíamos con fuerzas preguntábamos a cuanto estaba el siguiente y sopesábamos. ¿El pago? La voluntad. También había albergues privados pero la oferta era lo suficientemente amplia para que no tuviéramos que usarlos en ninguna ocasión y donde la oferta era menor a la cantidad de peregrinos se tiraban las esterillas en la cocina o donde hiciera falta y a dormir con el saco de dormir que a la mañana siguiente nos esperaban otros tantos kilómetros.

A los pocos días un catalán nos dios una especie de tarjetita que se había hecho el donde aparecían las distancias junto con los servicios, bancos, albergues y demás, fue un gran avance.

Cómo la oferta de establecimientos alimenticios era bastante pobre no son pocas las veces que te veías obligado a comer en algún bar donde los precios de los menús de peregrinos estaban bastante ajustados.

La interacción con otros peregrinos terminaba siendo natural e inevitable. Distancias similares, los mismos albergues, las mismas penurias, lo que sufrías tu hoy lo sufría otro mañana y viceversa. Cuando bajabas una de esas cuestas inacabables ya con los gemelos reventados no faltaba quien te dijera sus «truquitos» para afrontarlo «ves haciendo eses que así disminuyes la pendiente» «baja andando para atrás que así no te dolerá». Con las ampollas ocurría similar. Nunca faltaba el ya icónico «buen camino». Compartías pequeños trozos del camino con unas u otras personas y según el ritmos de cada uno podría durar mas o menos sin faltar tus ratos de introspección y al acabar la jornada, duchita, cenar y un ratito de socialización o relajación al gusto y a dormir que mañana llegaría con nuevas sendas.

Independientemente de si realizabas el camino con un trasfondo religioso o no, vivías y disfrutabas de la experiencia. Esfuerzo, constancia, relajación y esta tenía un eco moderado en tu economía

 

 

El camino de Santiago, hoy.

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Esta imagen creo que es un buen resumen de lo que se puede encontrar a día de hoy. La experiencia del camino a dado paso a una extra-mercantilización de la posibilidad de rentabilizar el camino.

Los albergues.

Han proliferado como las setas pero no para bien. Y no lo digo sólo por pasar de un coste por noche de «la voluntad» a precios de 8€ cama en barracones compartidos para los de la Xunta. 14€ 16€… Si el albergue es privado. Sino en una masificación de la ruta.

Los peregrinos.

Una saturación de «peregrinos», «peregrinos» que por no llevar no llevan ni equipaje. Esa montaña de trolleys, formato evidentemente no esta diseñado para recorrer los parajes gallegos, se acumulan en la planta baja para que un chico con una furgoneta absorba todo el esfuerzo.

Abordas la ruta rodeado de una especie de domingueros cargados sólo con una mochilita donde portar el agua y la cámara de fotos.

Hasta tres excursiones escolares pudimos distinguir simultáneas. Toda una chiquillería en plena pubertad paseando a tu alrededor. Invadiendo esos parajes gallegos y cambiándote el sonido de fondo de los pájaros por una serie discontinua de dramas amorosos.

El propio «buen camino» cada vez menos habitual. En ocasiones incluso devolviendo caras de hastío, cómo ofendidos de que les dirijas la palabra aunque esa este limitada a la propia frase.

Difícilmente encontrarás quien te de aquellos consejos para superar tal o cual adversidad, su falta de equipaje y viaje organizado les mantienen aislados de la propia experiencia del camino.

Personas persiguiendo una experiencia que ya no existe y que ni si quiera están dispuestos a experimentar.

el camino de santiago menu del peregrinoEmpresarios.

Si ya nos metemos con la parte empresarial… Sin palabras. Como se suele decir, todo lo que toca el dinero todo lo corrompe y se ve que el camino de Santiago no ha sido una excepción. Un camino que transcurre por aldeas olvidadas y que inicialmente esto servía para revitalizar las zonas en cosa de unos años se diría que se han especializado en el saqueo de peregrinos aunque si somos justos… Quizá no tanto a peregrinos sino a domingueros y entonces no suene tan feo.

Te puedes encontrar desde un bar que se anuncie como «ultramarinos» y cuando llegas ves un bar con cuatro cajas de fruta (sin precio eso si) y cuando vas a pagar la fruta ni se pese y te peguen una sablada en torno a unos 12€/20€ el kilo… Cañas a 2,4€ en un pueblo de mala muerte o menús «del peregrino» de 15€ muy en la onda del peregrinaje en una especie de aldea donde de 10 casas 3 eran albergues y una el bar.

Los precios de los albergues ya los hemos comentado y lo que no faltan son solares y mas solares en venta claramente buscando a quien endosar unas tierras sin valor ahora infladas por una moda puntual y conseguir dar el braguetazo de su vida.

Espera, que se me olvidaban los taxis. ¿Recordáis que os contaba que antes, cuando no había oferta de alojamiento suficiente se habilitaba la cocina o el sitio que fuera, tirábamos los sacos y listo? Pues evidentemente ahora no. Ahora digamos que no son albergues del camino de Santiago al uso. Ahora son meras explotaciones empresariales y por lo tanto, si te pueden vender 50 camas te venden 50 camas. Si llegas y ya han cubierto el aforo pues mala suerte. Y con la masificación actual…

¿Qué ocurre cuando andas y andas y ya estas repletos los albergues?

Ocurre que te encuentras en mitad de la nada, con 15, 20, 30… kilómetros en las piernas, sin establecimiento que te permita tirar el saco aunque sea en el pasillo y acercándose peligrosamente la hora del cierre donde ya si que te podrías dar por «jodido» y no te queda otra que llamar a un taxi para que te recoja y te lleve al punto de la etapa que sea donde si haya quedado algún camastro libre si es que se da el caso. y dicho por el taxista que nos asistió, es algo bastante frecuente.

 

¿Hacer El camino de Santiago?

el camino de Santiago parada de autobusEvidentemente no. De hecho, actualmente sólo entiendo hacer el camino por equivocación o desconocimiento. La experiencia austera inicial ya no existe.

La alternativa es una experiencia extra-mercantilizada pero… Y esta es la parte que o han querido omitir o lo tienen claro pero están exprimiendo mas allá de sus posibilidades mientras dure… En el camino, NO hay NADA. No es que hayan hecho una apuesta y hayan convertido un camino en un parque temático y ahora se este explotando la nueva experiencia de las atracciones. No. No hay. Hay lo justo y no siempre, para dormir y comer y sin salirte de horario porque ni te lo permiten ni podrías hacer nada… El camino sin todo lo que a el estaba asociado se queda en un paseo por una vereda bonita con una oferta de servicio y culinaria nula.

Si un día llegas tarde al albergue de la Xunta (que ya esta caro…) y te toca pillar uno privado o si para evitar poderte quedar en la calle con el riesgo de pagar al taxi de turno y decides reservar en el privado… 14€ por persona, vas con tu novia, 28€ por «dormir» separado en medio de un barracón lleno de gente con cuatro osos roncando hasta tumbar las paredes, que desde las 5 estén haciendo ruido y ya no haya forma de dormir y te echen a las 8 de la mañana y fuera de temporada… En cualquier lado encuentras una habitación sólo para ti y tu novia y sin que te echen con el canto del gallo.

Que el menú ese económico por ser peregrino sea de 15€ mas por cabeza y que sino toca supermercado el desayuno y la cena se lleve una cifra similar…

Hay infinidad de rutas y de parajes, incluso en Galicia. Con apartarte unos kilómetros de la ruta establecida que se pueden hacer y no con merma de servicios porque… No hay servicios… Esta es una parada de autobuses tipo de las que encontraremos en el Camino de Santiago en las poblaciones «grandes». Una señal, sin indicación de ningún tipo. Ni horarios, ni destino, nada. Una señal y pregunta a alguien y que este te sepa contestar correctamente y no te pase como a nosotros que después de mas de 3 horas esperando por unas y otras cosas y tras preguntar si en esa señal paraba el autobús que iba a Palas de Rei y que nos confirmaran que así era, el simpático del autobusero se limitó a hacernos señas de que esa no era la parada, que paraba mas adelante (porque esa es otra, hay mucho autóctono muy cansados de peregrinos y algunos no es la simpatía lo que les caracteriza…) y siguió y nos toco seguirle corriendo. Era de vuelta, con los gemelos reventados, con nuestra mochila a la espalda y con ninguna gana de perder otras tantas horas en espera de los autobuses sin señalizar que pudieran llegar a futuro, o no…

Yo por lo menos lo tengo claro. Económicamente el precio – producto dista mucho de ser interesante y el paseo con la maxificación de gente puede resultar hasta desagradable. La próxima vez que quiera darme una vueltecita por un sendero bonito, busco una ruta y o bien voy-vengo en el mismo día o me alquilo una casa/habitación cerca y por menos recibiré mucho mas.

Os seguimos contando 😉

 

 

 

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