Ya no hay trabajo para los falsificadores.
¿Para que?
Si ya les damos los originales.
De un tiempo a esta parte estamos cayendo en un total absurdo. Los gobiernos independientemente del color. Lejos de impedir y perseguir la obtención de documentación sensible, son los primeros que juegan con ella sin la mas mínima responsabilidad.
A través de cualquier organismo oficial es común la exigencia de copias de tu documentación. Sin recibo, Sin restricciones. Una copia limpia para “verificar nuestra identidad” copia. Que podría ser entregada en cualquier otro medio para seguir “verificando nuestra identidad” ya sin nuestra participación.
Tan común se ha vuelto. Que ya no sólo los organismos oficiales. Los bancos, el alta del gimnasio, las casas de apuestas, salas de poker, páginas web de dudosa legalidad. Todos y todas se permiten exigirnos a los usuarios nuestra documentación de forma digitalizada.
Dando una vuelta mas de tuerca. No sólo nuestro DNI y en muchos casos nuestras facturas. Sino incluso nuestra firma. Empresas como Correos, Mercadona, Tourline, etc. Ahora digitalizan nuestra firma sin proporcionarnos resguardo alguno de la operación que pudiera vincular esa firma a una operación concreta. Estas empresas, disponen de nuestra firma en una base de datos que podría ser utilizada para cualquier otro uso sin que nosotros podamos refutar su veracidad al no disponer ni del original ni de copia alguna donde quedara impresa.
Son tantas las empresas y tantos los lugares que disponen alegremente de nuestra documentación que si ahora se ejecutara un fraude con una copia de nuestro DNI, nuestra factura e incluso nuestra firma (todos reales) No tendríamos forma de refutarla ni de focalizar el posible punto de origen.
Los falsificadores se han quedado sin trabajo. Ahora es tan sencillo como localizar una brecha de seguridad y acceder a esas bases de datos. Sólo con eso. Cualquiera podría ser nosotros. Adquirir un préstamo online. Contratar todo tipo de servicios. Crear cuentas de juego, etc. Y No habrá grafólogo que pueda desmentirlo.
O abren los gobiernos los ojos y prohíben y persiguen la posesión de toda documentación sensible. O la ciudadanía continuaremos con un alto riesgo de ser víctimas de suplantación de identidad.
Las herramientas, ya se las hemos dado.